La increíble resurrección del Villargordo.


Anoche me sorprendí buscando al Villargordo en la lucha por evitar el descenso a Primera Regional. Y no le encontré. En realidad, andaba preocupado por la marcha del Valdepeñas, al que todavía me resulta extraño ver en ese fango donde siempre supo desempeñarse durante los inicios de temporada (coincidiendo con vendimias y aceitunas), pero nunca a estas alturas de la película. Menos mal que, después de ganar al Recre y al Jódar de forma consecutiva, mis coleguis valdepeñeros han dibujado otro semblante al equipo, más alegre, más confiado. Ahora tienen la salvación a tiro de piedra, incluso podrían salir de ahí este mismo fin de semana si ganan al Mancha Real. Así las cosas, el panorama que se vislumbra en el horizonte, más allá de la Semana Santa, invita al optimismo: viajan a Porcuna (salvados, perdidos en medio de ninguna parte), y reciben al Vilches, que podría jugársela también, pero el duelo será en casa.

El caso es que, haciendo cuentas y mirando calendarios, intuyo a un Beas de Segura sentenciado y a un Huelma que agoniza a su lado, tal vez, bajo responsabilidad de unos juveniles que contemplan la escena con indiferencia; admiro a ese Guarromán y su extraordinario espíritu de supervivencia alimentado por Polaina; sospecho la preocupación que puede existir en Bailén o Navas de San Juan, todavía en apuros; y caigo en la cuenta de que Mancha Real y Vilches no alcanzan la "Safe Zone"... En total, hasta ocho equipos se ven envueltos en una guerra sin cuartel, en medio de un infierno que se alargará tres jornadas más.
Y no encuentro al Villargordo.

La razón es que los hombres de Vicente Navarro, o el propio Vicente Navarro, han obrado el milagro en lo que llevamos de 2012. Porque el Villargordo es, ahora mismo, el tercer mejor equipo de la segunda vuelta. O lo que es lo mismo, si la liga hubiera empezado en el mes de enero, Villargordo estaría ocupando en estos momentos la plaza de promoción de ascenso a Primera Andaluza. Y es que, además de ganar en este segundo acto al Santo Tomé y a Los Villares, el Villargordo encadena seis victorias y un empate en los últimos siete partidos, de ahí que tengamos que buscarle en la séptima posición y con treinta y nueve puntos. Matemáticamente salvados, lejos de la tempestad. Sólo hay que echar la vista atrás, recordar el comienzo, la goleada del Torredonjimeno y la posterior dimisión de Mateo, para tener la certeza de que, efectivamente, estamos ante el milagro de la resurrección.